Normalmente las cosas no son fáciles. Y hay temporadas en que la vida se complica, sin querer o porque nosotros la complicamos, que suele ser ésta la razón a menudo. Por lo que sea, se tiene la sensación de que cuesta seguir adelante, de que somos como Sísifo llevando la piedra a lo alto de la montaña sólo para que vuelva a caer una y otra vez.
Y entonces, un día de estos complicado y que parecía igual al anterior y al que vendrá, al salir de casa a la tarde y levantar la vista vemos un mundo color de rosa. Creo que hasta Sísifo encontraría sentido a seguir empujando la piedra: al fin y al cabo, si podemos con ella, es porque no pesa tanto.